sábado 19 de julio de 2025 - Edición Nº383

Sociedad | 8 jul 2025

No es debilidad, es sufrimiento: una llamada urgente a la conciencia colectiva

En un contexto alarmante, donde el suicidio se cobra cada vez más vidas en silencio, es urgente dejar de mirar hacia otro lado. Este artículo propone una mirada empática y comprometida para romper el estigma, hablar de salud mental y convertirnos, como sociedad, en una verdadera red de contención


En los últimos 20 días, la provincia de Entre Ríos ha sido sacudida por hechos dolorosos que involucran a miembros de la fuerza policial que decidieron quitarse la vida. Estos sucesos, lejos de ser aislados, nos obligan a detenernos, reflexionar y actuar como sociedad frente a una problemática silenciosa pero devastadora: el suicidio.

Hablar de suicidio sigue siendo, lamentablemente, un tema tabú. Es complejo, delicado y, por eso mismo, debe ser abordado con seriedad, responsabilidad y compasión. No podemos seguir mirando hacia otro lado. En 2024, Argentina alcanzó una cifra alarmante: 4.249 personas murieron por suicidio, el número más alto registrado en los últimos cinco años. Cada dos horas, alguien pierde la vida. Cada dos horas, una familia comienza un duelo atravesado por el dolor, la culpa, el estigma y el silencio. Cada dos horas, alguien que amamos se convierte en una estadística.

El suicidio no es un acto repentino. Es un fenómeno multicausal, que puede afectar a personas de cualquier edad, género, clase social o religión. Generalmente, está precedido por un proceso doloroso y progresivo de sufrimiento emocional profundo. Es una respuesta desesperada a un conflicto interno que, aunque muchas veces es temporal, se percibe como insoportable.

Aunque existen señales de alerta, no siempre son evidentes. Muchas veces, el sufrimiento se disfraza con una sonrisa, se oculta detrás del cansancio extremo, el aislamiento o el silencio. Por eso, la educación y la formación en salud mental son fundamentales para poder identificar y abordar a tiempo una crisis emocional.

Combatir los mitos que rodean al suicidio es un paso clave para la prevención. Ir al psicólogo o al psiquiatra no es sinónimo de debilidad ni de locura. Todo lo contrario: pedir ayuda es un acto de valentía, el primer paso hacia la recuperación. Hablar de suicidio no lo incentiva, lo previene. Visibilizar la salud mental no es debilidad, es humanidad.

Como sociedad —y también como comunidad de fe— tenemos herramientas valiosas para acompañar a quien atraviesa una crisis. No es necesario ser profesional de la salud para ofrecer contención. A veces, con algo tan simple como verescuchar y estar, ya estamos marcando la diferencia.

Promover un diálogo abierto y compasivo sobre la salud mental puede aliviar a quienes luchan, día a día, con pensamientos intrusivos. Escuchar sin juzgar, validar el dolor ajeno, preguntar sin miedo: todo eso puede salvar una vida. Acompañar, sostener, estar presente incluso sin palabras —porque no siempre hay algo que decir— puede ser más poderoso que cualquier consejo. La conexión humana disminuye el riesgo. Nadie necesita respuestas mágicas en un momento oscuro, solo necesita no sentirse solo.

La prevención del suicidio es una tarea urgente y compartida. Necesitamos construir una red social de contención, educar, derribar prejuicios y asegurarnos de que nadie atraviese su dolor en soledad. Porque prevenir es responsabilidad de todos.

Hablar salva. Siempre.


📞 Líneas de ayuda en Argentina:

  • 0800-345-1435 (disponible en todo el país)

  • 0800-777-2100 (línea específica para Entre Ríos)

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